Hasta finales de la década de los 70, cuando comienza el abandono del medio rural en pro de la industrialización, la cultura popular ibérica, era sabia y amplia. Esta emigración de los jóvenes, con ganas de acercarse al progreso, provocaría poco a poco, pero sin pausa, la desaparición de esta fuente de sabiduría entregada como magnífico regalo de padre a hijos, generación tras generación, desde tiempos inmemoriales, conservándose sólo una pequeña parte de esa cultura a principios de siglo XXI y posiblemente con trazas de una segura extinción en no más de un par de décadas.

   El motivo, sencillo. Esta cultura, que era dueña del rico refranero español, de expresiones, dichos, leyendas, mitos,… se transmitía de padres a hijos, de vecino a vecino, de pastor a pastor, de agricultor a agricultor. Hoy, no existe una continuación generacional en el medio rural, los hijos y nietos, visitan a los mayores en un periodo vacacional habitualmente corto, con lo que la transmisión oral no continúa. La mayoría de las veces, los hijos no quieren saber nada de las duras faenas agrícolas y los nietos andan ocupados con ordenadores y videojuegos de bolsillo. Los mayores acaban por no seguir usando este legado y terminan por olvidarlo.

   La trashumancia se hace en tren o camiones, con lo que los pocos pastores que quedan, no comparten experiencias ni anécdotas con sus homólogos, y pasan de provincia a provincia en cuestión de horas, tiempo insuficiente para empaparse de la cultura local y compartir la propia.

   Los temporeros, recogedores de aceituna, manzana, uva,... que en ratos de descanso hablaban de amores, de conocer la climatología del año venidero, de la calidad de las cosechas, hoy son sustituidos por extranjeros que, lógicamente, desconocen esta cultura.

   Para colmo, los vecinos que compartían faenas, matanzas y ratos de charla en las calurosas noches de verano, sentados en la puerta de sus casas, hoy viven en enormes edificios donde la comunicación es inexistente.

   Pastores, agricultores, trabajadores del campo  eran auténticos sabios, capaces de interpretar el sentido de las cosas de una manera especial.

   No pasan desapercibidas las aves para estos antiguos sabios y rápidamente asocian conductas y migraciones a sucesos que se vienen repitiendo día a día, año tras año. De ese modo, comienzan a asociar la aparición de ciertas aves con el inicio de la primavera o el otoño, el canto de otras con cambios climáticos, la aparición de algunas antes de tiempo con la calidad de las cosechas, así como a saber leer en la conducta de otras, por la ubicación del nido o la altura a la que vuela, la dureza del invierno.

   Queda patente la rica sabiduría de que gozaban aquellos moradores del medio rural que poco a poco nos van dejando. Con ellos desaparece su cultura, una cultura que si no nos damos prisa en anotar, nuestra cabeza algún día nos dirá que nunca existió. Por ello animo al lector a que contacte con el autor para comunicar cualquier dato relacionado con las aves o cualquier otro animal en refranes, mitos, leyendas, canciones,…



Las aves en la cultura popular
   ajpestana@hotmail.com
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cultura popular
   En este trabajo he intentado recopilar todo lo referente a las aves en la cultura popular de nuestro ámbito geográfico. Quizás, no es ni tan siquiera un uno por ciento de lo que hubo, y digo hubo porque, cada día, se pierde un poco de esta cultura. 

   La estructura de este libro va sistematizada por especies y, en el marco de cada una, podemos encontrar distintos apartados como nombres vernáculos onomatopéyicos, onomatopeyas con el canto, leyendas, curiosidades, dichos, expresiones, canciones, poemas, cuentos, fábulas, trabalenguas, adivinanzas, chistes y refranero. No para todas las especies encontrará el lector cada uno de estos apartados; depende de la información que ha podido recopilarse en cada caso; así, para algunas aves, como el cuco, puede encontrarlos todos, para otras tan sólo uno o dos. La no aparición de algún ave en este libro se debe, o bien a que se trata de una especie rara (aves poco frecuentes) o que, hasta el momento de la publicación, no se ha podido encontrar referencia alguna.

   El hecho de que en los distintos apartados, las informaciones vayan precedidas del nombre de una localidad, no excluye que aquéllas se hagan extensivas a otras zonas. Lo único que indica es dónde han sido recogidas.  

   A continuación se ofrece un breve comentario sobre cada uno de los apartados antes mencionados:

Nombres vernáculos onomatopéyicos

   Un nombre vernáculo es aquel, no científico ni común, con el que se conoce a una especie en un lugar determinado. Un pueblo, una comarca, una provincia, etc.       
   El nombre científico que recibe un ave, sirve para que pueda ser reconocida por toda la comunidad, sea de la nacionalidad que sea. Está compuesto por dos palabras en latín o latinizadas, la primera de las cuales, con inical mayúscula, identifica el género y, la segunda, enteramente en minúsculas, la especie (por ejemplo: Motacilla alba; donde el género es: Motacilla; y la especie: alba).    
   El nombre común es aquel reconocido y recomendado por la Sociedad Española de Ornitología para el ámbito nacional (Lavandera blanca, en el ejemplo dado).      
   En las diferentes comunidades autónomas que tienen idioma oficial, poseen además su propio nombre común (Galicia: Lavandeira branca).      
   El nombre vernáculo es el que reciben en una zona concreta; puede variar en pocos kilómetros y, normalmente, le viene dado por el comportamiento, color, canto, época del año en que aparece, etc. (burlapastor, neverita, etc.).      

   En este libro sólo he recopilado los nombres vernáculos onomatopéyicos, es decir, aquellos que imitan el canto del ave (tifita, churuvita, churuvía, etc.). No obstante, se incluyen numerosos nombres vernáculos no onomatopéyicos dentro de los dichos, refranes, leyendas, canciones y demás formas literarias de la tradición oral popular recopiladas. 

Onomatopeyas      

   Si escuchamos con atención el canto de un ave, es posible que algunas notas se asemejen a una o varias palabras. Con un poco de ingenio, hasta seríamos capaces de componer una frase, poesía, canción, etc. que se adaptaría perfectamente al canto, creando así una onomatopeya. Es, sin duda, una rica muestra de la imaginación de aquellas gentes que, tal vez por hacer más llevadera la labor agrícola, las inventaban (por ejemplo, para el carbonero común: "aguaquí, aguaquí, aguaquí..."). 

Leyendas

   Las leyendas, historias que tienen más de maravillosas que de ciertas, por lo general, suelen tener como protagonistas a las aves más queridas y a las más odiadas. Las primeras suelen aparecer ligadas a lo divino y a la buena suerte: golondrina, chochín, petirrojo, etc. Y las más odiadas van de la mano de la mala suerte, la muerte o del desprecio hecho a Jesucristo: cuervos, cornejas, búhos, lechuzas, etc. Aunque esto no es siempre así, se da el caso de que en alguna zona se puede invertir el amor y el odio para con las mismas especies. 

Curiosidades     

    Sin llegar a la profundidad de la leyenda, el comportamiento de las aves se suele utilizar, a veces con una certeza impresionante, para dar explicación a ciertos fenómenos. Suelen tener algo más de cierto que las leyendas, que, por lo general, carecen de ello. 

Dichos y expresiones   

   Resulta riquísimo el vocabulario campesino y cinegético, el más ligado a las aves y su comportamiento. Se han usado con mucha aproximación, a veces con la gracia de la picaresca ibérica, ciertas características y costumbres para realizar comparaciones con todo lo relacionado con el hombre: "pareces tifa que cría cuco" o "tienes más boca que una zumalla".

Poesía, cuentos, fábulas, canciones, etc.   

   El bello plumaje de algunas aves o el melodioso canto de otras, ha sido fuente de inspiración para los escritores desde el principio de los tiempos. Versos y prosas han tenido como protagonistas a ruiseñores, calandrias, golondrinas, etc.      
   Aunque se podrían escribir páginas y páginas recopilando las obras de los distintos autores que versan sobre las aves o que las tienen de algún modo como protagonistas, sólo he recogido una pequeña muestra de ellas.

Refranero     

   En el rico refranero español, aparecen con frecuencia las aves. Estos dichos agudos y sentenciosos, versan sobre distintos temas como la meteorología, costumbres, buenos y malos augurios, de la suerte, la fenología, lo religioso, la salud, las cosechas... Siempre se han caracterizado por mostrar algo cierto, aunque, en la actualidad, bien por el cambio climático, bien por la transformación del hábitat, en ocasiones se alejan de la nueva realidad. Así por ejemplo, el conocido "Por san Blas, la cigüeña verás", en referencia a la llegada de la cigüeña en fechas próximas a esa efeméride, hoy no se ajusta a la realidad, debido a que, buena parte de las poblaciones ibéricas de esta ave, ya no migran, al encontrar comida suficiente para pasar el cada vez menos duro invierno en los basureros.            

SOLICITUD DE INFORMACIÓN       

   El motivo de publicar este libro cuando aun queda mucho por recopilar, es que no queda prácticamente tiempo para hacerlo, ya que en una o dos décadas se habrá perdido casi toda la información, un patrimonio cultural valiosísimo e irrecuperable si no nos damos prisa. He pensado que, si el lector lee los ejemplos que a continuación aparecen, es probable que le venga a la memoria algo de esa cultura popular que creía olvidada, y que tal vez la quiera compartir con el autor para una próxima edición revisada y ampliada.      
   Así mismo, también serán bienvenidos los datos con mamíferos, reptiles, anfibios e insectos u otros invertebrados como protagonistas, de los cuales el autor igualmente viene recopilando información.    

  Si este es el caso, puede enviar los datos de que disponga a la siguiente dirección: